
Dona Santina Abeja Afanosa de Dios
(publicado na Revista Takiwasi especial sobre o Brasil)
www.takiwasi.com
María Celeste CARNEIRO dos SANTOS : profesora de artes plásticas nacida en 1951 en Bahía. ‘ Estudió Artes Plásticas en la Facultad de Bellas Artes de Sao Paulo antes de volver a residir en Bahía. Desde su infancia, participa en el movimiento Espiritista donde aprendió a utilizar los pase magnéticos.
A partir de 1977, residió diez años en la “Mansao do Caminho”, obra de asistenci 1 social dedicada especialmente a los niños y dirigida por el famoso médium espirita Divaldo Franco. Ahora, da clases de Educación Artística en este hogar y da también clases particulares par i desarollar el lado derecho del cerebro a través del arte. Publicó un libro ” Prefeiçao Moral” ( Ed. luz no lar – Sao Paulo – 1993) y varios artículos y poemas. Está en vía de publicar otro libro “Técnicas de pases magnéticos” donde expone las técnicas de curaciones en el grupo dirigido por Doña Santiña, con un estudio sobre los chakras.
Resumen:
Desde la edad de dos años, en Salvador de Bahia, Hidelte Andrade Sampaio, conocida como “Doña Santiña” manifiesta sorprendentes dones de curación y mediumnidad. Descendiente de esclavos es ahora Madre de Santo del Candomblé. Está también en contacto cotidiano con “espíritus” que la ayudan a curar con operaciones de cirugía espiritual. Pero el fenómeno más “extra-ordinario” que ocurre a través de ella, por un espiritu llamado Tata¡-Timbira, es la transmutación de pétalos de rosas en miel curativa. Este dossier de cinco artículos describe este fenómeno de alteración del estado de conciencia, la vida actual y pasada de Doña Santiña, su punto de vista sobre las drogas y su manera de curar drogadictos. Para terminar, Rosa Giove, miembro de Takiwasi, cuenta cómo después de visitara Doña Santiña, captó un canto terapéutico dedicado a Tatai-Timbira.
Dona Santiña y la Miel Del Cielo
Cada sábado, en la carretera que va de Salvador a Camaçari, en el Estado de Bahía, muchas personas se reunen en una pequeña casa. Se trata de la casa de la médium Hidelte Andrade Sampaio, más conocida como Doña Santiña o Madre Santa. A través de ella, médicos espirituales hacen cirugías y tratamientos de las más diversas enfermedades, sin ningún instrumento, con el simple toque de sus manos. Pero, lo que más llama la atención de los científicos e investigadores de todo el mundo, en su mediumnidad, es la transmutación de pétalos de rosas en miel curativa.
La reunión-empieza alrededor de las 3 pm. sin rigidez en el horario. Las personas llegan y se aproximan a los bancos que quedan en un cuarto pequeño, construido para los trabajos de cirugía espiritual. Son personas de todo el país y del extranjero, con las más diferentes creencias y con los problemas más variados. Algunas vienen una vez y no necesitan volver nunca más, otras necesitan venir durante varios sábados. Cuando llegan, se anota el nombre y la dirección de la persona o de alguien que no puede comparecer, para que se haga el tratamiento a distancia. En seguida, se hacen varias oraciones y lecturas de temas cristianos que alguien presenta, comenta y esclarece. Durante las oraciones y comentarios evangélicos se percibe una vibración suave y eminentemente espiritual.
Alrededor de las 5 pm., Doña Santiña llega y empieza los tratamientos, que son hechos de manera inesperada. Los presentes nunca saben exactamente lo que va a ocurrir. Cuando un Espíritu, identificado como Tata¡-Timbira, se incorpora en ella, sus ayudantes le traen rosas. La médium frota varias veces las rosas entre sus manos; en poco tiempo se oye el sonido característico de la miel que está siendo presionada y, con las manos en forma de concha, se ve derramarse la miel perfumada y abundante. Las personas acostumbradas al fenómeno corren a buscar un plato para recoger la miel.
Doña Santiña, guiada por Tata¡-Timbira, pasa la miel a las personas presentes, en la región afectada y les da a beber a los que lo necesitan. Esta miel tiene un sabor delicioso. Una sola gota es capaz de dar un alivio instantáneo. La medium da orientación para cada persona presente.
En algunas ocasiones, aún sin rosas, la miel brota de sus manos como si fueran gotas de sudor y en poco tiempo se derrama abundantemente. Del mismo plato que ha recogido la miel y una vez limpio, luego de algunos minutos, empieza a brotar más miel, derramándose desde el centro. El fenómeno desaparece solamente después que se lava el plato. Cuando ocurre el fenómeno de transmutación, la miel se distribuye entre los asistentes al final de la reunión. Como tantos otros mensajeros del bien, ella vive como los apóstoles del Señor, que “extraían muchos demonios y curaban numerosos enfermos, ungiéndolos con aceite..” (Marcos, 6:13)
Cerrando los trabajos alrededor de las 5.30 pm., las personas se dan las manos, haciendo un círculo bajo frondosos árboles, y Doña Santiña, llena de entusiasmo y alegría, habla de misericordia divina y entona himnos de loa y gratitud a Dios, siendo acompañada por todos. Para cada grupo de personas que se retira, Doña Santiña se queda de pie, con las manos en actitud de oración y los ojos fijos, pidiendo fervorosamente que Dios los acompañe y libre de todo mal, los bendiga y proteja, dándoles salud y paz… Quien quiera o necesite puede asistir a sus actividades de Candomblé desarrolladas en el mismo sitio, pero en horarios y local distintos del trabajo de curación.
Una vida dedicada a los demás
Doña Santiña se sacrifica en beneficio de todos, sin hacer distinción de creencia, raza, posición social o nacionalidad, a cualquier hora del día o de la noche. Su casa, en el centro de la ciudad, está siempre disponible a quien quiera un alivio, un socorro o una simple conversación. Su teléfono no cesa de timbrar. Son personas de varias partes del Brasil y del mundo que la llaman.
A pesar de esta vida de trajín tan intenso, conserva la simplicidad espontánea, siempre humilde y servidora. Es una mujer de una sorprendente vitalidad, alegre, fuerte, acogedora, que irradia paz y amor. Despierta a las 5 de la mañana y acostumbra alimentarse de manera frugal con muchas frutas, verdura y un poco de carne blanca. Dependiendo del trabajo que los Espíritus van a efectuar, no ingiere nada, permaneciendo todo el día en ayuno y oración, sintiéndose, no obstante, muy bien dispuesta y fortalecida. Después de las atenciones, permanece activa, rezando hasta altas horas de la madrugada, para todos los que fueron en búsqueda de socorro. Respeta las creencias de cada persona y, cuando le agradecen conmovidos por los beneficios recibidos, ella corrige de inmediato : “no me agradezca nada a mí, no hice nada. Agradece a Dios, el Arquitecto del Universo quien hace todo.”Tiene la costumbre de no pedir nada a nadie, esperando que las personas se sensibilicen y ayuden, con libre voluntad y espontáneamente. Recibe lo que se le ofrece. Así organizó y hace funcionar un orfanato con lo que la gente le da.
Ya tiene escrito setenta y siete libros sobre los más diversos temas espirituales; está esperando la ayuda de alguien para publicarlos. Periódicamente, da cursos a médicos, psiquiatras y psicólogos, transmitiendo su experiencia en las curaciones, utilizando plantas y otras técnicas no convencionales.
La televisión y diversas revistas, publicaciones de Brasil y de varios países hablan de ella. Diversos científicos, incluso de la NASA (Agencia Espacial Norte-Americana), vinieron para hacer investigaciones sobre ella. Tiene muchas invitaciones para visitar otros países. Fue invitada a Estados Unidos para estudiar su caso: aceptó y pasó por múltiples tests sofisticados. Los aparatos de medición se alocaban. Y la miel, se reveló, se parece a la de una abeja africana, ¡la única sin aguijón!
El Fenómeno de La Curación
Maria-Celeste Carneiro dos Santos.
Conozco a Doña Santiña por una circunstancia casual. En nuestro primer encuentro, la entidad que transmuta rosas en miel, me dijo que necesitaba seguir un tratamiento; no sabía que estaba enferma. Pocos días después, una enfermedad tenaz que me afligió un año antes durante varios meses, volvió a manifestarse. Era una enfermedad que los médicos no conseguían diagnosticar y que desapareció como apareció: sin explicación. Con el tratamiento de Doña Santiña, recuperé la salud y aprendí mucho. Acostumbrada a frecuentar las reuniones y actividades de los centros espirituales desde hace dos décadas, asistí a otras formas de hacer caridad, rompiendo el sectarismo que todavía cargaba. Entiendo de manera más clara que Dios se encuentra en todas partes y que el bien es siempre el bien, cualquiera que sea el rótulo que se le aplique.
En las reuniones del sábado, ví curaciones emocionantes, recibiendo lecciones preciosas y conociendo a personas muy interesantes. Asistí a los más diversos tratamientos espirituales, desde la transmutación de rosas en miel de varios tipos hasta operaciones y utilización de la acupuntura.
Un cierto sábado, vi llegar a una señora especial, casi ciega y caminando con la ayuda de una vara; residente en Sao Paulo, vino en busca de Doña Santiña, con la cara llena de serena esperanza. Estaba perdiendo gradualmente la vista desde hacía cuatro años. Los médicos la habían desalentado de poder curarse algún día. Escuchó el mensaje del Evangelio y acompañaba las oraciones con interés. Cuando Doña Santiña se aproximó al grupo, Tata¡-Timbira se incorporó en ella y, tomando rosas las transmutó en miel. Se dirigió a esta señora, colocó la miel en sus ojos y puso a la paciente echada con pétalos de rosas embebidas de miel sobre sus párpados. Se fue a cuidar a varias otras personas enfermas. Al final de los trabajos, cuando las personas se dieron la mano, fue invitada a participar en el círculo que se formaba. Permanecía con los pétalos sobre sus ojos. En un momento, Doña Santiña le pidió bajar la cabeza para dejar caer los pétalos y lentamente ir abriendo los ojos. Ella iba abriendo los ojos y reía, diciendo: “no puedo creerlo: ¡veo! ¡Veo nítidamente todo!”Y se reía como una niña. Fue emocionante. Doña Santiña actuaba como si no tuviera ninguna participación en el proceso de curación. Exultaba, loaba a Dios y preguntaba a la señora: “¿cuáles el color de este vestido?” La señora respondía de manera correcta, ¡siempre riéndose! Ella se fue de Bahía radiante de felicidad, ciertamente viendo la vida a través de un nuevo prisma.
Otro día, cuando ya estábamos listos para terminar los trabajos, llegaron dos señores y se unieron al círculo. Doña Santiña se dirigió de inmediato hacia ellos y les colocó miel encima. Después de terminar con los trabajos, uno de los hombres, impresionado, enseñó un largo corte que recibió a nivel del riñón. Desde hacía algún tiempo, estaba sintiendo crisis fuertes y frecuentes de cálculo renal. Iba a la clínica más de una vez por semana a recibir inyecciones para aliviar los dolores. Había venido aquí solamente para acompañar a un investigador norteamericano en parapsicología. Luego de un tratamiento espiritual de 21 días, nunca más sintió dolor.
Ví y supe de muchas otras curaciones. Cáncer, problemas en la columna, depresión, tuberculosis, parálisis, enfermedades genitales, infecciones diversas y tantas otras enfermedades fueron sanadas allá.
Una amiga, en la imposibilidad de ir al sitio, me pidió anotar su nombre en el libro donde están inscritos los que necesitan tratamiento a distancia. Algunos días después fui a visitarla. Cuando me vió, inmediatamente me dijó: “Dios le pague la caridad, pues he visto llegar junto a mí, esta semana, dos médicos espirituales. Fue como si ensartaran agujas bien finas en mi pie enfermo. Sentí una gran mejoría.” Le hablé entonces del tratamiento con acupuntura que ella no conocía.
Allan Kardec explica de manera satisfactoria el fenómeno de la transmutación de la materia. Entre otras cosas, dice que es posible para el Espíritu modificar las propiedades de la materia elemental utilizando el fluido magnético del médium “que es la sustancia que más se aproxima a la materia cósmica o elemento universal.” Demuestra como la química enseña que la combinación de las sustancias produce una nueva que puede ser, tanto benéfica como maléfica, dependiendo de las proporciones utilizadas o también del modo de mezcla molecular.
En el caso de Doña Santiña, cuando ella incorpora el Espíritu denominado Tata¡-Timbira, que transmuta las rosas en miel balsámica, creemos que se trata de un fenómeno de alta magnitud, producido por una entidad extremadamente elevada, desprendida de todas las cuestiones materiales. Tiene la capacidad de operar modificaciones en las moléculas que componen la materia, formando o transformándola en los más diversos tipos de miel, con propiedades altamente curativas. El ectoplasma de la médium, así como de los presentes, ciertamente son utilizados en estos fenómenos de efecto físico.
Para algunos, Tatai-Timbira se presenta con una belleza enternecedora y noble, de estatura alta, piel clara y mirada suave, cabellos crespos y vestidos que recuerdan ciertas regiones europeas. Doña Santiña lo ve en forma de una luz intensa y reposante, infundiendo un amor intenso. Su nombre se debe a una visión que la médium tuvo.
Vió un árbol inmenso, frondoso, desconocido, con una copa muy grande ofreciendo una sombra acogedora. En su largo tronco estaba grabado: TATAI-TIMBIRA, palabra indígena que significa “madre e hijos”, como manifestando el sentimiento de protección maternal que este Espíritu siente por todos los necesitados de la Tierra. Este espíritu forma equipos de socorro y asistencia a los que sufren en varias partes del planeta. Organiza un regimento de nuevos colaboradores para disminuir las angustias del mundo. Se interesa por concentrar un mayor número de cooperadores en Brasil.
Desde hace muchos siglos se encuentra vinculada a la médium, acompañándola en sus reencarnaciones, en la India, China, Japón y otros países. Pero, se sabe poco de sus existencias.
Doña Santiña. Una Vida Llena de Espírutus
Desde el inicio, la vida de Hidelte Andrade Sampaio ha sido fuera de lo común. El 14 de febrero de 1929, su madre, Rosentina Cardoso da Silva, tomaba baños de mar en “la cubeta de las chicas”, en el barrio de Amaralina, en Salvador, cuando empezó a sentir los dolores del parto. Todo fue tan rápido que ella dio a luz en la playa misma, dentro del agua. Tres niños nacieron. Dos estaban ya muertos. La sobreviviente era Doña Santiña…
Sus antepasados eran africanos, de Nigeria. Su tatarabuela, llamada Acalá, fue una de las primeras en instalar en Bahía un terreiro de Candomblé hoy llamado Casa Blanca. Su bisabuela, Doña Isabel, también era Madre-de-Santo. Su madre, sin embargo, y los demás miembros de su familia, eran protestantes y buscaban esconder sus orígenes.
Su bisabuela, Doña Isabel era una bondadosa mujer, con la mediumnidad bien desenvuelta. Le enseñó a no hacer a los demás lo que no le gustaría que le hicieran. Había previsto muchas cosas de su vida futura que se concretizarían. De naturaleza buena, curaba a todos los que se le aproximaban, con naturalidad. Cuando Hidelte cumplió dos años de edad, Doña Isabel, la inició en el Candomblé. En esta época, la niña empezó a transmutar rosas en miel, que pasaba sobre las personas. Eso provocaba gran sorpresa en los presentes, que preguntaban ¡dónde, esta niña, había encontrado miel para colocar así sobre las personas! Todos empezaron a llamarla Doña Santiña, por ofrecer rosas y utilizar la miel curativa. A partir de este momento el trato con los espíritus se volvió cosa cotidiana para ella.
Cuando cumplió los siete años, una cierta noche, Doña Isabel le transmitió los poderes y conocimientos de la secta que profesaba. Le hizo prometer que a los catorce años de edad continuaría con sus trabajos. Poco tiempo después la bisabuela murió. Doña Santiña, con la inocencia propia de la edad, olvidó el compromiso asumido y se entregó a la orientación de su familia. Frecuentaba las reuniones protestantes con sus padres y participaba de los estudios y oraciones en casa, con fervor. Cuando sólo tenía siete años atendió su primer parto. Nacieron trillizos. El médico, cuando llegó, quedó admirado que un parto tan bien hecho hubiese sido ejecutado por una niña que estaba siguiendo cursos de alfabetización… Realizó numerosos partos y ayudó a muchas personas.
Debido a los fenómenos mediúmnicos que provocaba, su madre buscó mantenerla distante de las miradas curiosas …, en vano. Cuando estudiaba en un internado para niñas, dirigido por Hermanas, una noche se enfermó, sentía un fuerte dolor de cabeza. Gemía y gritaba y nadie venía a cuidar de ella. Un médico se aproximó y le ofreció un vaso de agua con un comprimido. Ella tomó el remedio y le hizo bien. A la mañana siguiente contó el hecho, dejando a las Hermanas escandalizadas. Decían que fue una cosa diabólica porque ¡ningún hombre pudo haber entrado en el internado de mujeres! Las Hermanas pidieron entonces permiso a su madre para exorcizarla porque ella se encontraba poseída por el demonio. Al exorcizarla, no obstante, ocurrió un hecho imprevisto: una de las dos Hermanas quedó mediumnizada. Fue necesario llamar a los Padres para ayudar. Esta Hermana fue obligada a salir del internado porque “ahí, no era el lugar para recibir los espíritus.” Doña Santiña cambió también de internado más de upa vez…
Estudió en internado hasta los once años y a los doce años de edad ya estaba casada y tuvo su primer hijo. Su marido, también protestante, le dió siete hijos, de los cuales tres murieron a temprana edad. Hasta su muerte en 1994, su marido se mantuvó fiel a la religión protestante y no aceptó los trabajos que ella realizaba. Después de casada, siguió estudiando hasta ser profesora de primaria. Trabajó en varios colegios. En muchas ocasiones, tuvo que dejar su trabajo para apoyar a las personas enfermas y con diversos problemas que la abordaban en el camino, implorando socorro.
El asedio se hizo tan fuerte que se vió obligada a abandonar el trabajo para dedicarse integralmente a los necesitados. Vivía como todavía vive, de rentas de los bienes de su familia poseedora de grandes terrenos. Socorría a los más diversos tipos de personas, hospedando en su propia casa, niños, jóvenes y ancianos. Daba asistencia a las prostitutas, orientándolas para una nueva vida. Todavía hoy sigue realizando estas actividades. Pero, cuando veía los Espíritus, reaccionaba, dentro de su formación protestante, repitiendo en voz alta los salmos y los pasajes de la Biblia, mandando que Satán se alejase. Y los Espíritus se veían más nítidos todavía…
Después de tener a su hijo Jaime, se quedó paralítica durante cuatro años. Los Espíritus le decían que tendría una salud de hierro después que asumiese sus compromisos espirituales. Un cierto día, vió a su bisabuela, Doña Isabel. Ella le decía: “Santiña, mi hija, ¿dónde está el cumplimiento de la promesa que hiciste? Ahora, sólo quieres saber de tus tiendas de moda. ¿Y la casa de la secta? ¿ Y el Axé, cúando lo vas a abrir? ¿No vas a hacer nada? ¿No juraste que ibas a abrirla? Quiero ver los tambores redoblar, como ocurre en las otras casas. Solamente m¡casa quedó detenida, Santiña. ¡Haz lo que prometiste, mi hija! “. Pero, Doña Santiña, como protestante que era, no aceptaba la comunicación con los Espíritus ni admitía trabajar con ellos, menos aún abrir un terreiro de Candomblé. Y el tiempo fue pasando. Aparte de dedicarse a los demás, Hidelte Andrade de Sampaio abría tiendas de confección. Ya tenía otras dos en el centro de Salvador cuando abrió una tercera en el moderno centro comercial Iguatemi. Los fines de semana, viajaba a Río de Janeiro o Sao Paulo con el objeto de renovar el muestrario de ropas de sus tiendas. Durante su vida, ya había abierto ocho tiendas. La primera se incendió. El la ganó de nuevo dinero y abrió otra. Volvió a incendiarse. Y fue abriendo tiendas a medida que se incendiaban. Por fin, consiguió quedar con tres tiendas funcionando y progresando.
Doña Isabel volvió a aparecerse y le llamó de nuevo la atención por el compromiso adquirido y le dijo que no había más tiempo que perder. Doña Santiña vió una especie de agujero de donde brotaba agua y a su bisabuela tapándolo con el pie. Y desapareció. Al día siguiente, los noticieros anunciaban: el Centro Comercial Iguatemi se incendió. Y nada quedaba de la tienda de Doña Santiña. ¡Sus otras dos tiendas también se incendiaron! El incendio sucedió en las tres simultáneamente, a pesar de que estaban instaladas en diferentes lugares de la ciudad. Quiebra total. El seguro había vencido el día anterior y estaba en deuda con todos los bancos… Se desesperó hasta el punto de perder una buena parte de sus cabellos. Hizo insistentes ruegos a Dios, para que le ayude. Pidió también ayuda a su bisabuela, prometiendo cambiar de vida y atender a sus pedidos apenas se regularice su situación.
Esa noche, tuvo varios sueños. Vió una mano derecha colocarse sobre su cabeza y escuchó una voz decir : ” Yo te sustento.” La mano pesaba tanto que la hizo bajar hasta el suelo. Antes que desaparezca la mano, vió inscrito en cada dedo una cifra. En ese momento, Doña Santiña se despertó y las apuntó. Volvió a dormir y soñó con una señora trayendo una falda, color de vino, que se enrollaba en su cabeza. Cuando se fue, vió que estaba escrito el mismo número en la barra de la falda… En otro sueño, ¡vio tres niños con las mismas cifras en el sombrero que llevaban!
A la mañana siguiente, su hija Diva llegó a casa contando que había soñado con un número. Doña Santiña, antes de oírlo, le pidió averiguar si no era el mismo que estaba anotado en un papel sobre la mesa. Era el mismo… Diva sugirió jugar a la lotería. En ese momento, el Sr. Edgar, el vendedor de billetes de la Lotería Federal, tocó a la ventana como lo hacía diariamente. Todos los días pedía a Doña Santiña de bendecirlo para que venda todo. Llegó diciendo: “Traigo una gran suerte para usted. ¡Deme una bendición para vender todos los billetes y el último se lo doy a usted!” Le bendijo y se fue. En la tarde, el vendedor volvió informando que los billetes se vendían bien. Su hija entonces se dió cuenta que el número que había soñado se encontraba entre los que sobraban. Quería comprarlo. Doña Santiña le hizo una señal diciendo en seguida : “No mi hija, no tenemos que correr tras de nada. Vamos a esperar. Tengo bastante paciencia. El Señor me dió mucho tiempo, ¿por qué me voy a apurar? Si fuera para que yo cambie realmente de vida y atender el pedido de la bisabuela, este billete vendrá a mis manos.” Y se puso a orar.
Más tarde, el vendedor botó el billete por la ventana y desapareció sin que Doña Santiña tuviera el tiempo de pagarlo. Ella dijo que no era bueno deber algo a alguien, ni siquiera un centavo. Añadió que cuando Jesús se refería a eso, no hablaba solamente de forma simbólica, también incluía las cosas materiales. Al día siguiente, muy temprano, un hombre llegó a la ventana de Doña Santiña gritando : “Madre Santa quedó millonaria, Madre Santa ganó en la Lotería Federal.” Fue una alegría enorme para todos.
Pagó primero al vendedor de billetes, dándole un poco del premio. Después arregló las deudas en los Bancos que se sorprendieron al verla con dinero; dió a instituciones de caridad, distribuyó a sus hijos lo suficiente para que queden estabilizados en la vida, pagó otras deudas. Finalmente compró el sitio para poner en práctica el deseo de su bisabuela, dando continuidad bajo su responsabilidad al culto africano interrumpido por tantos años. Abandonó las Iglesias protestantes y se entregó, docilmente, a la dirección de sus Mentores Espirituales.
Takiwasi y Maria Celeste Carneiro dos Santos
ENTREVISTA : "DOÑA SANTIÑA Y LAS DROGAS"